Hace un rato llegué del partido al que no debí haber ido, primero porque tengo gripe y segundo porque lo que se vió indigna a cualquier aficionado que va a ver a la UDLP. El árbitro se rió a gusto de las catorce mil y pico personas que hoy estábamos en el estadio Gran Canaria. Cierto es, y a nadie se le escapa, que los árbitros dan y quitan, pero lo de hoy fue un no parar de quitar descarado.
El Córdoba tuvo bastantes ocasiones de marcar al igual que la UD pero lo cierto es que, en ocasiones,las fuertes entradas del Córdoba no eran ni siquiera una falta pero desde el momento en que un jugador amarillo rozara a uno del rival era tarjeta.
La tensión era bastante palpable en el ambiente, algunas personas se dedicaron a tirar botellas y otros se lo recriminaban, a punto estuvo de haber una pelea si no llega a ser por la policía, que no se dió mucha prisa en venir, pero vino.
En lo que respecta al partido en sí, hoy vi un equipo luchador, no con tantas ideas como en el partido anterior pero no se rindieron en ningún momento, aún jugando con 10 desde el minuto 39 de la primera parte tras la expulsión por doble amarilla de David García (y del fisioterapeuta de la UD, éste con roja directa).
Jorge pudo estrenar el marcador, cogió un balón que Márquez no pudo recoger de cabeza, por ello se inventó una filigrana, pero no le sirvió de nada, puesto que se le fue por encima del larguero. El Córdoba respondió con al gunas llegadas peligrosas, especialemente a contragolpe pero ninguno de los dos equipos logró subir un tanto al marcador.
Fue un partido en el que se perdían los nervios con facilidad, ves que llegan todo el rato y nada, no pasaba nada. Al menos logramos un punto y la satisfacción de ver como el equipo no se encerró atrás y quiso ganar hasta el final, ya son 5 partidos sin perder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario